miércoles, 2 de enero de 2013

Navidad... PERSONAS QUE CRECEN JUNTAS





Acabadas (casi) las fiestas navideñas (todavía nos falta la epifanía) nos queda el hecho que durante todo este tiempo, la contemplación de la Sagrada Familia, se convierte en una invitación a trazar un camino para nuestras familias, de tal modo que podamos poner puntos de referencia que marquen el estilo de toda familia cristiana. las familias cristianas no tienen porqué diferentes, como vimos que no lo era la familia de Jesús. Más bien se trata de vivir la propia identidad en medio del mundo, en que la familia se encuentra. 
Un rasgo primario de una familia cristiana que tiene como modelo a la familia de Jesús, es el de ser un ámbito en el que se recibe a cada persona (la persona del cónyuge la persona del hijo, la persona del hermano) y se le ayuda a caminar hacia su plenitud. De este modo, la familia no es solo lugar donde se recibe la vida física, sino que también es el espacio en que cada persona que la integra se va desarrollando hasta lograr lo mejor de sí. Para lograr esto, cada familia tiene que buscar preservar la propia intimidad, acompañar con respeto la historia de cada uno, sembrar y cultivar las tradiciones familiares que enriquecen a todos, ser fuente de confianza en medio de las circunstancias de la vida, y ser motivadora de esperanza en el Señor. La familia humana camina en un estilo “sagrado” cuando descubre, valora y comparte los dones recibidos por cada miembro de la misma, cuando se convierte en un lugar de equilibrio en medio de las tensiones diarias del trabajo, cuando llena sus relaciones de afecto y caridad, cuando empuja a sus integrantes a vivir con compromiso y gratuidad mutuas. Esto convierte a la familia, que mira a la familia de Nazaret, en lugar de descanso y de impulso, de llegada y de partida, de paz y de proyecto, de ternura y de responsabilidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario