domingo, 6 de enero de 2013

Navidad... DONDE ESTA EL REY?



La fiesta de la Epifanía surge de una pregunta que se hacen los magos de oriente: ¿Donde está el rey de los judíos? Buscar implica necesitar, querer encontrar a alguien o algo. Mas no es suficiente querer buscarlo para poderlo encontrar. Porque hay quien busca sin querer encontrar (como los sumos pontífices y letrados), hay quien busca para destruir lo que se quiere encontrar (como Herodes) y hay quien busca para descubrir lo que se necesita en lo que se busca (como los Magos). Hoy hay un mundo que quiere no buscar y que se tapa los ojos para no querer ver, una sociedad de consumo e individualista y que se ciega por el egoísmo y a veces por la desesperación. Para eso, hoy, se nos ofrece una estrella que ilumina los cielos. 
Tenemos que hacernos la pregunta de si necesitamos o no la luz de Jesús  porque parecería que el mundo que nos rodea ha decidido no ver la luz, como si no necesitáramos la luz. Pero ¿para qué nos sirve la luz? La luz no evita los problemas del camino, la luz tampoco facilita el camino, pero hay algo que solo la luz puede hacer: la luz nos hace ver donde estamos, la luz nos hace ver a donde vamos. La fiesta de Epifanía nos recuerda que la luz de Jesús es para todos: para los de cerca y para los de lejos, para los que lo han tenido siempre cerca y para los que apenas lo conocieron ayer, para los que ser cristianos es una tradición y para los que ser cristiano es arqueología. Para los que ser cristiano no dice nada y para los que ser cristiano no se entiende. Para todos ha venido Jesús. A él no le importa si se camina hacia Belén o si, por el momento, Jerusalén parece más cómodo o más conveniente. 
¿Cuál es la luz que hoy nos hace encontrar a Jesús? La estrella que guió a los magos hasta Belén es hoy la luz de la fe, la fe es lo que nos lleva hasta donde está Jesús y nos permite hacer una experiencia semejante a la que ellos hicieron: la experiencia de un Jesús vivo a través de su Palabra y a través de los sacramentos. Es la luz de la fe la que da certezas frente a la desesperación, es la luz que llena de generosidad frente a los egoísmos. Pero esto no es todo. Hoy son los discípulos de Jesús los que pueden encender o apagar la estrella. Nosotros podemos mantenerla encendida con nuestro testimonio de vida y con nuestro amor por los demás. Hoy, el camino hacia Belén de los magos que, desde Oriente se quieren acercar a él, no necesitan de Herodes, ni de letrados, no necesitan de estrellas que aparecen en el cielo. Necesitan de nosotros con nuestro estilo de vida para indicar el camino. Somos nosotros los que podemos guiar hacia Belén. Solo así nuestros contemporáneos volverán a preguntarnos: ¿Donde está el Rey que ha nacido? Porque lo necesitamos en nuestras vidas cuando vemos las de ustedes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario