martes, 4 de diciembre de 2012

Adviento... Las capas de la Navidad: toques culturales



Además del consumismo, hay otras capas que cubren nuestra Navidad, capas que son fruto de algunas culturas con las que el misterio de Cristo presente entre nosotros ha entrado en contacto: siempre es bueno recordarlas para saber por qué hacemos las cosas, pero sobre todo para darles el adecuado lugar en nuestras vidas.
Así, por ejemplo, a nosotros se nos hace rara una Navidad sin nieve, sin embargo, las escenas navideñas no tienen nieve hasta la cristianización de los países del norte de Europa, ya que en la tierra de Jesús hay nieve pero es rara y escasa. Otro símbolo navideño que nace del influjo de los pueblos nórdicos de Europa es el árbol navideño que nace de la admiración de estos pueblos a su verdor en medio de la muerte invernal. Los misioneros cristianos le dieron un significado diferente haciéndole significar la persona misma de Jesús que vive entre nosotros. Los adornos… son eso, adornos que se han ido añadiendo a lo largo de los siglos. Hoy nosotros le podemos dar un significado que se nos hace bonito, pero si lo queremos mantener como algo cristiano, recordemos tres elementos fundamentales: la estrella que recuerda la que guía a los magos, las esferas que recuerdas los frutos que nos trae el nacimiento de Cristo y la cinta que lo envuelve, como nos envuelve a nosotros el amor de Dios. 
También del norte de Europa nos viene Santa Claus, en cuya figura se mezclan varios personajes: por un lado, es el Papá Navidad de los pueblos germanos. Por otro, está la figura cristiana de San Nicolás de Mira, un santo que vive en el siglo IV y que es mártir de Cristo, además de ser conocido por su generosidad con los pobres. La mezcla de ambos nos da el nombre tomado del santo cristiano y la figura tomada del personaje pagano. Sin embargo, hay que decir que el moderno Santa Claus es una deformación tal, que es prácticamente irreconocible su sentido espiritual invitando a comprar a la puerta de los grandes almacenes .
Podríamos decir muchas más cosas pero estas nos bastan para considerar que podemos poner la navidad en cosas que no son tan esenciales.  En estos días, con frecuencia, aparecerá en nuestras bocas el decir: "tengo que…" no estaría mal que nos preguntáramos qué es lo que en verdad "tenemos que…" y si eso que "tenemos que…" merece la pena. ¿Qué es lo que de verdad "tenemos que…?" ¿Qué es lo que de verdad necesitamos?

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