viernes, 7 de diciembre de 2012

Adviento... Un anhelo que se busca llenar




El Adviento y la Navidad han experimentado un incremento de su aspecto externo y festivo profano tal que, en los corazones "llenos" de tanto vacío surge una aspiración a un Adviento auténtico,  pues la insuficiencia de ese ánimo festivo por sí sólo para el corazón humano, así como la meta a la que tienden nuestras aspiraciones, se transforman en la búsqueda de un alimento fuerte y consistente para nuestra dimensión espiritual. Anhelamos un "alimento" sólido que buscamos detrás de las palabras FELIZ NAVIDAD, palabras piadosas con que nos felicitamos las pascuas y que reflejan nuestros deseos interiores.
Si aprovechamos bien la palabra «Adviento»  y partimos de que es la traducción de la palabra griega parusía, que significa «llegada», y en la antigüedad se usaba para designar la llegada de un rey, tenemos que el Adviento significa la presencia Dios mismo. La palabra Adviento nos recuerda dos cosas:
  • primero, que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado, de una manera oculta;
  • segundo, que esa presencia de Dios está en proceso de crecimiento y maduración.
¿Cómo sucede esto? Su presencia ya ha comenzado, y somos nosotros, los creyentes, quienes hemos de hacerlo presente en el mundo. Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como él quiere hacer brillar la luz continuamente en la noche del mundo. 

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